El Índice Nacional de Precios al Consumidor publicó que la tasa de inflación superó el 7%, la más alta desde 2001 y aquí te contamos toda la carnita del asunto para que la macroeconomía no te agarre en curva.
Primero lo primero
Como diría tu amigo economista la inflación es el aumento generalizado y sostenido de los precios de bienes y servicios. Como diría tu amigo economista con dos cubitas encima, es el numerito que se calcula, usualmente entre año y año, para conocer en cuánto ha aumentado el precio del cafecito nuestro de cada día.
¿La inflación es mala-malota?
No necesariamente. De hecho, muchos economistas insisten que una inflación que no supere el 2% es el reflejo de una economía sana que va creciendo. El tema es que, cuando esta cifra se dispara, hay muchas consecuencias.
¿Por ejemplo?
La más evidente es la pérdida de poder adquisitivo, pues aunque tú sigas ganando esos $10,000 que estiras todo el mes, ese caramel macchiatto ya anda costando unos cinco pesitos más. Además, las tasas de interés aumentan, provocando menores préstamos y menor flujo de dinero. Y si este problema se pone peor, incluso se puede llegar a una depreciación de la moneda.
¿Tenemos un 33-12?
Esta mañana el INEGI publicó la tasa del Índice Nacional de Precios al Consumidor, referencia que para conocer cómo va la inflación. ¿Y quiubas? Aumentó 1.14% a comparación del mes anterior. Esto significa que la inflación anual llegó a 7.37%, el nivel más alto desde 2001. Esto porque productos como el jitomate, chiles y otro tipo de alimentos están más cariñosos, mientras que las tarifas eléctricas se volvieron locas y subieron 24.16%.
¿Y nadie hace nada?
El responsable de controlar la inflación es el Banco de México, mismo que ha intentado de todo para resolver el problema. En las últimas tres juntas de gobierno se acordó subir la tasa de interés en .25% cada sesión. Además de que se anunció un incremento en el salario mínimo para el próximo año para que no te pese taaaanto esos pesitos extras en el café. Ninguna de estas decisiones ha hecho efecto en la inflación, ya que solo sube y sube.
¿Somos los únicos?
Para nada, pues Estados Unidos también se la está viendo difícil. Nuestro vecino llegó a su punto más alto de inflación en 30 años durante octubre, cuando la cifra llegó al 6.2%. ¿Juay de Rito? Hay varios factores, pero los que destacan son los cuellos de botella en las cadenas de suministro y la escasez de trabajadores en el sector laboral. Gracias a esto, los precios se han ido al cielo.
¿Y nuestros compas latinos?
Tampoco la están pasando muy bien que digamos, pues la inflación en Argentina aumentó 52.1%, en Brasil 11.1%, Chile 6%, Perú 5.8% y Colombia 4.5%. Las materias primas, electricidad o gasolina han recibido el peor golpe ya que los precios han subido considerablemente y varios análisis señalan que el salario que reciben los trabajadores no es suficiente para abastecerse.
¿La inflación llegó para quedarse?
Ese es el gran debate entre gobiernos y entidades financieras hoy en día, pues hay quien sostiene que estos niveles récord son fruto de la recuperación postpandemia y que todo tenderá a relajarse. Pero mientras los problemas de suministro, y escasez a nivel global no presenten una mejora, las tasas no se van a mover de dónde están.
¿Lo peor de todo?
Muchas personas expertas en economía señalan que México ya está empezando a ver síntomas de una posible estanflación, un escenario todavía pior. ¿Eso qué es? Con ese rimbombante concepto se le conoce al momento en que una economía que pasa por importantes problemas inflacionarios, a parte experimenta un estancamiento del crecimiento económico.